domingo, octubre 07, 2007

Población Obrera, entre la memoria y la historia.

Por Carlos Olivares:

Cuando iba a reportear para escribir esta crónica, trataba de imaginar con que situación me encontraría ahí, en tanto caminaba por los cerros y me deleitaba con la cantidad impresionante de dibujos, murales, grafittis, estencils, en pisos, paredes, puertas y casas de Valparaíso, recordaba la última vez que había estado en la Población Obrera, lo que sentí en ese momento, en aquel lugar lleno de historia, en aquel lugar donde han pasado tantas cosas, como personas.

Pensaba en la gente que vivía en esa comunidad, en esas casas tan pequeñas y en una estructura común deteriorada por los años, después de todo, la Población Obrera, es el conventillo más antiguo de Valparaíso, piensen en un edificio inaugurado a fines de 1800, por un Presidente de la República que hoy sólo existe como nombre de una calle, las condiciones no era de las mejores para esas personas, pero sin embargo, recuerdo claramente el orgullo que tenían aquellos ciudadanos, y como defendían su territorio, recuerdo que esa vez que estuve ahí, hicimos algunas fotografías, sólo para documentar ese momento que era tan especial para nosotros, hasta que llegó gente que nos impidió continuar, pero siempre amablemente y con buenas palabras, le explicamos que para nosotros era especial estar ahí en ese momento, por el peso histórico del lugar, finalmente nuestra diplomacia no pareció haber sido tan convincente para ellos, de todas formas estaban en todo su derecho, después de todo ellos eran los herederos históricos de aquel lugar.

Ahora que llegaba al Cerro Cordillera y estaba a un paso de volver a repetir la historia, me preguntaba si sería igual que aquella ocasión, esperaba no tener problemas esta vez, pero de repente, diviso el edificio y me percato de un cambio, maestros constructores estaban restaurando la mole de cemento y ladrillos, en ese momento me alegré mucho por lo que estaba pasando, de alguna manera el Gobierno se estaba preocupando de la calidad de vida de algunos de sus compatriotas. Se podía ver un gran cartel que decía “restauración del histórico edificio de la Población Obrera de Valparaíso” eso creo yo, conforma un gran orgullo por la región y su historia, sin pensarlo dos veces entré al edificio, dentro era un caos, lleno de obreros, andamios, polvo y la infaltable “lora” que hace más agradable el ambiente de trabajo, así que entre cumbia y martillazo limpio logré hacer una sola fotografía antes de que me sacaran rápidamente del lugar, ya que, por si no lo saben, cualquier persona externa a la obra no puede permanecer en el lugar, mucho menos sin un permiso y un casco protector. Así se veía truncada mi segunda visita, pero sin embargo estaba feliz por la situación, afuera comencé a pensar, en dónde estaba toda esa gente que antes vivía ahí, un maestro me dijo que estaban arrendando en las cercanías, pero que eso corría por cuenta de ellos, afortunadamente muchos de los mismos residentes estaban trabajando en la obra y recibían un pago por aquello, pero cómo se dio esta iniciativa, la respuesta estaba en el esfuerzo de espíritus jóvenes, que han vivido toda su vida ahí, que crecieron sabiendo que su calidad de vida en ese lugar no era de los mejores, pero que no cambiarían el orgullo en sus corazones por haber heredado un pedacito de la historia de Valparaíso. Es por ello que se organizaron y lograron que la entidad a cargo de los edificios patrimoniales se hicieran cargo de la reparación de la comunidad, ya que a pesar de que algunas casas estaban clausuradas por su riesgo estructural, igual eran habitadas, eso no podía seguir sucediendo o muy pronto nos lamentaríamos de una tragedia que pudo haber sido solucionada.

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